La base de mi acompañamiento es la Terapia Gestalt, rama de la Psicología Humanista ya que pone la mirada en generar salud desde las potencialidades que posee la persona, en lugar de centrarse en la enfermedad o carencias. Como decía Fritz Perls, fundador de esta terapia, la Gestalt es demasiado beneficiosa como para limitarla a los enfermos.
La Terapia Gestalt tiene un enfoque terapéutico integral, pues considera a la persona en su globalidad mente-emoción-cuerpo. Durante mi acompañamiento no sólo pondré atención en lo que me explicas (la palabra, los pensamientos), sino también en cómo me lo explicas (el lenguaje corporal), en las sensaciones físicas y en las emociones. Vivimos en una sociedad donde lo que predomina es la mente-lo racional y a veces esto nos limita, porque intelectualizamos en exceso lo que nos pasa y no atendemos a nuestras emociones y sensaciones corporales, que son una poderosa fuente de información de lo que nos está pasando y verdaderas brújulas internas para movernos por la vida.
Como terapeuta, no hago diagnósticos ni te voy a decir lo que debes hacer. Soy como una linterna que te acompaña en tu camino de búsqueda, poniendo luz en lugares que quizás antes no has visitado y que es necesario explorar para que afloren las respuestas que ya están en ti.
Durante la travesía, apoyaré todo aquello que haces que es potenciador, genuino y que te está sirviendo en tu proceso y por otro lado, te señalaré aquello que haces que te lleva de regreso a los caminos que quieres dejar atrás. Honraré el lugar en el que te encuentres en cada momento y a la vez, pondré atención en que te des cuenta de tu capacidad para hacer algo diferente y puedas hacerte cargo de ello.
PRINCIPIOS DE LA TERAPIA GESTALT
El “darse cuenta”: Se trata de observar aquello que está ocurriendo, en el plano mental, emocional y corporal, en contacto conmigo y con el mundo (las relaciones). Poniendo consciencia en estos aspectos, podremos identificar nuestros automatismos, comportamientos que ya no nos sirven y que nos hacen sufrir.
El “aquí y ahora”: Pone énfasis en lo que está sucediendo en el momento presente, frente al pasado o futuro. Ello no significa que los asuntos del pasado no se tengan en cuenta, sí se trabajan pero viendo cómo esos asuntos siguen estando presentes en nuestra vida actual.
La responsabilidad, entendida como la capacidad de dar respuesta a lo que siento, pienso y quiero. Responsabilidad de lo que hacemos o no hacemos, de nuestra implicación en nuestra vida.
Se centra en el “cómo” y el “para qué”: Abandona el “por qué” pues esta pregunta aleja del presente y lleva a la persona a teorizar y buscar explicaciones. El “cómo” proporciona perspectiva y orientación, pues permite entender mejor el proceso de lo que está pasando, ver la estructura. A la vez, el “para qué” ayuda a la persona a entender la función de lo que hace, siente o piensa (¿para qué hago esto? ¿qué estoy evitando?) y tomar su responsabilidad sobre todo ello.